Continuidad de roca sabiamente
configurada, en donde Dios reposa,
desde su permanencia hasta una rosa
nacida de su fe divinamente.
Árbol, botón de espuma, oscuramente
trasparentado, llama silenciosa,
acercado al dolor de cada cosa
quizás en su deseo de ser fuente.
Árbol vencido siempre, muerto a plazos,
desde su sueño, más, desde su nada,
maravilla de fe, ofreciendo a cada
primavera otra vida entre sus brazos.
Desde algún rejo oculto hasta una rama
continuidad de amor, árbol o llama.
(Vértice – Primavera 1955) Pamplona
No hay comentarios:
Publicar un comentario