viernes, 26 de agosto de 2011

TÚ EL BARCO, YO EL NAVEGANTE

(Al Piloto que lleva mi nave)



Tú el barco, yo el navegante
para la larga ruta… la ruta se hace
la ruta se hace luz
blanca de Sol y Luna.

Si está blanda la mar
            y hay mucha
lejanía sin nubes… y está el Sol
mirándonos en su hondura
azul… Cual la estela florece,
abanico de espuma,
tú el barco, yo el navegante
para la larga ruta…!

Pero si hay marejada
y el mar crispa sus albas
                                   melenas
y el sol en sus teorías
                                   de nubes
se arrebuja y se cela,
se pasan las gaviotas
locamente, en vuelta –
                                   sin rumbo,
Ay mi nave velera
abierta a todo empuje
exterior y a toda fuerza…!

………………………..

(Ay mi barco velero
con sus tres velas nuevas
en sus tres palos viejos!
Abierto a todo empuje exterior
exterior y a todo viento…!

           II

Marinero, tú empuja
el timón con vigor…
tú estás sobre la ruta, vigía,
por si el sol
se pone triste y pasa
locamente, sin rumbo
                        la gaviota
sobre el palo mayor…

Tú tienes para todas
                                   las rutas
bien provisto el pañol…
tienes hechas las manos
de energía y de amor…
Y tienes en la frente
            un Sol.

             III

Ya está cerca la playa,
y a lo lejos el ángulo
                                   verde
del puerto se columbra
encendido de sol.
Pero aún tiene en su aguja
la Rosa de los Vientos inquietudes
            y dudas…
…………………………………..

(Para qué cantar ya los aleluyas,
si aún hay noche en la proa
y en la cofa penumbra?)

Yo el barco, tú el timonel
para la larga ruta,
blanca de Sol y Luna.
Ya no tiene en su aguja
La Rosa de los Vientos inquietudes
            ni dudas,
yo el barco tú el timonel
para la larga Ruta.

C. L. Urabayen

Árbol o llama


Continuidad de roca sabiamente
configurada, en donde Dios reposa,
desde su permanencia hasta una rosa
nacida de su fe divinamente.

Árbol, botón de espuma, oscuramente
trasparentado, llama silenciosa,
acercado al dolor de cada cosa
quizás en su deseo de ser fuente.

Árbol vencido siempre, muerto a plazos,
desde su sueño, más, desde su nada,
maravilla de fe, ofreciendo a cada
primavera otra vida entre sus brazos.

Desde algún rejo oculto hasta una rama
continuidad de amor, árbol o llama.


(Vértice – Primavera 1955) Pamplona

Tarde pensando

Estábame a la sombra alta y sonora

de un álamo y el río murmurando

a mis pies, claro. Estábame pensando

todo: pájaro, sol, flor, río, hora.

P á j a r o  ,  s o l  ,  en mi alma amarga
                                               ahora,
s o l  ,  luz; p á j a r o, canto estoy pintando,

R í o, todo a mis pies, claro, pasando

paralelo a mi vida inquieta, llora.

 
F l o r en hojas movidas de preclara

lumbre, - rosa, azul, malva, - así en mi vida

espera ya una h o r a clara, ungida,

también mi vida, al fin, pintada y clara.


Estábame a la sombra alta y sonora

pensando: río, sol, flor, pájaro, hora.


(en Vértice 1949)