(Al Piloto que lleva mi nave)
Tú el barco, yo el navegante
para la larga ruta… la ruta se hace
la ruta se hace luz
blanca de Sol y Luna.
Si está blanda la mar
y hay mucha
lejanía sin nubes… y está el Sol
mirándonos en su hondura
azul… Cual la estela florece,
abanico de espuma,
tú el barco, yo el navegante
para la larga ruta…!
Pero si hay marejada
y el mar crispa sus albas
melenas
y el sol en sus teorías
de nubes
se arrebuja y se cela,
se pasan las gaviotas
locamente, en vuelta –
sin rumbo,
Ay mi nave velera
abierta a todo empuje
exterior y a toda fuerza…!
………………………..
(Ay mi barco velero
con sus tres velas nuevas
en sus tres palos viejos!
Abierto a todo empuje exterior
exterior y a todo viento…!
II
Marinero, tú empuja
el timón con vigor…
tú estás sobre la ruta, vigía,
por si el sol
se pone triste y pasa
locamente, sin rumbo
la gaviota
sobre el palo mayor…
Tú tienes para todas
las rutas
bien provisto el pañol…
tienes hechas las manos
de energía y de amor…
Y tienes en la frente
un Sol.
III
Ya está cerca la playa,
y a lo lejos el ángulo
verde
del puerto se columbra
encendido de sol.
Pero aún tiene en su aguja
y dudas…
…………………………………..
(Para qué cantar ya los aleluyas,
si aún hay noche en la proa
y en la cofa penumbra?)
Yo el barco, tú el timonel
para la larga ruta,
blanca de Sol y Luna.
Ya no tiene en su aguja
ni dudas,
yo el barco tú el timonel
para la larga Ruta.
C. L. Urabayen